"La bailarina" (1916-18) de Gustav Klimt, reproducción giclée sobre lienzo

Cuando Gustav Klimt (1862-1918) ya era un artista de renombre, habiendo moldeado decisivamente el estilo Art Nouveau de la Ringstrasse vienesa con sus murales y siendo cofundador de la Secesión de Viena, surgió su «Estilo Dorado». Inspirado en los mosaicos bizantinos, incorporó áreas ornamentales de color sobre un fondo dorado, como gemas engastadas. En sus programas pictóricos, Klimt representa el ciclo vital humano, que, influenciado negativamente por instintos primarios, encuentra su redención en el beso. Las representaciones de la figura humana poseen un sutil erotismo, incluso cuando las figuras se disuelven en planos ornamentales y geométricos de color. Aplicó este principio estilístico no solo a sus representaciones de parejas, sino también a retratos de mujeres adineradas y paisajes. Este estilo plano y minimalista es hoy sinónimo del arte intensamente colorido de Klimt, que, sin embargo, no comenzó a caracterizar su obra hasta 1905.