Escultura “Amore” de Bruno Bruni, edición limitada en bronce

Una vida dedicada al arte: Bruno Bruni, pintor, artista gráfico y escultor de renombre internacional, ha trabajado como artista independiente durante más de seis décadas, creando una obra diversa y extensa que cautiva a coleccionistas y amantes del arte en todo el mundo. Sin adherirse a ninguna escuela en particular, desarrolló desde joven un estilo propio, basado en elementos figurativos que recuerdan al Renacimiento y al Manierismo, a la vez que revela otras influencias como el Surrealismo. Las representaciones de Bruni suelen irradiar una belleza y una gracia cautivadoras, que contrasta hábilmente con elementos como la ausencia de rostros. Su elección de temas es igualmente fascinante. Están sus clásicos, que varía y combina continuamente, como sensuales desnudos femeninos, la gabardina y el amarilis. En contraste, con motivos como el Gueto de Varsovia, Sophie Scholl, Ana Frank, Rosa Luxemburgo y el Che Guevara, también crea momentos de reflexión. La litografía en color, en particular, le permitió a Bruni un alto grado de espontaneidad y libertad durante el proceso creativo. Sus esbeltos desnudos femeninos, naturalezas muertas y delicados motivos florales derivan su atractivo erótico de la expresión gráfica. Sus naturalezas muertas florales recuerdan los estudios de naturaleza de Alberto Durero. Sin embargo, a Bruni no le preocupa una reproducción detallada del tema, sino más bien el resplandor sensual de las flores. Así, como es típico del dibujo, la línea domina, pareciendo estar en un estado constante de deslizamiento y equilibrio. El motivo se define por la serpentina, la línea bellamente curvada. La forma interna, de estructura mínima, invita a una intensa exploración del contorno. Bruno Bruni nació en 1935 en Gradara, Italia, y creció en la pobreza. Descubrió la pintura en su infancia y comenzó sus estudios en el Istituto d'Arte di Pesaro en 1953. En 1960, se trasladó a la Universidad de Bellas Artes de Hamburgo, donde fue admitido sin examen de ingreso y estudió con el pintor y artista gráfico Georg Gresko, y posteriormente con Paul Wunderlich. Bruni abandonó la universidad en 1965 —aunque sin presentar el examen final—, pero ya era capaz de vender sus primeras pinturas y en 1967 recibió una beca del Premio Lichtwark de la ciudad de Hamburgo. En 1968, en protesta contra los mecanismos del mercado del arte, fundó junto con otros artistas la cooperativa «CO-OP», y poco después, alcanzó el éxito que merecía. A pesar de todo su éxito, Bruni sigue siendo, entonces como ahora, un artista auténtico que se niega a ser cooptado por el mundo del arte o a seguir las modas. Nunca se ha identificado con las aspiraciones elitistas del panorama artístico; «El arte debe ser para todos», afirma, y ​​no solo para los ricos. Desde el inicio de su carrera expositiva, Bruni ha expuesto su obra en numerosas instituciones artísticas, entre ellas las de Londres, Roma, Múnich, Milán, Ámsterdam, Tokio, Nueva York, Zúrich y San Petersburgo. En 1977, recibió el prestigioso Premio Internacional Senefelder por sus litografías, y en 2003 fue condecorado con la Orden de la Ciudad de Italia por su contribución al arte contemporáneo. En 2014, la Universidad Ruso-Armenia de Ereván le otorgó un doctorado honoris causa.