Arte egipcio: Busto dorado de la diosa protectora Selket – réplica de museo

La expulsión de los hicsos propició un renacimiento de la vida religiosa y las artes visuales. Se erigieron el templo de Amón en Karnak y avenidas impresionantes de esfinges. Con el templo escalonado de Hashepsut, se inició la construcción de una serie de templos funerarios reales en la ribera occidental del Nilo, cerca de Tebas. Al comienzo del período de Amarna y el reinado de Akenatón (Amenhotep IV), las estatuas colosales dieron paso a representaciones de proporciones más humanas. El rey ya no se representaba en su exaltada divinidad, sino rodeado de su familia, simbolizada por el sol radiante. El descubrimiento de la tumba de Tutankamón y sus tesoros nos ha brindado una profunda comprensión del arte, la cultura y la vida cotidiana de un faraón egipcio de la XVIII dinastía. Bajo los reyes Seti I y Ramsés II, Egipto experimentó un auge constructivo sin precedentes, ejemplificado por la gran sala hipóstila de Karnak y el templo rupestre de Abu Simbel. En escultura, la piedra fue sustituida por el metal. Los grandes bronces de la XXII Dinastía dieron lugar, en última instancia, a la abundancia de dioses y animales de bronce del Período Tardío.