Dos esculturas de jardín, «Cierva y cervatillo», de Helmut Diller, esculturas de bronce en un conjunto.

Una aleación de cobre con otros metales (principalmente estaño), utilizada desde la antigüedad. Un metal ideal para fundiciones artísticas de alta calidad, que perdura durante milenios. Para la fundición de bronce, el artista suele emplear un proceso con más de 5000 años de antigüedad: el método de la cera perdida. Es el mejor, pero también el más laborioso, método para producir esculturas. Primero, el artista crea un modelo de su escultura. Este se incrusta en un compuesto de caucho de silicona licuado. Una vez que el material se ha solidificado, se extrae el modelo. Se vierte cera líquida en el molde negativo resultante. Tras enfriarse, la pieza de cera se extrae del molde, se le colocan bebederos y se sumerge en una barbotina cerámica. La barbotina cerámica se cuece en un horno, lo que provoca que la cera se derrita (fundición a la cera perdida). Ahora, el molde negativo está finalmente completo, en el cual se vierte el bronce fundido, calentado a aproximadamente 1400 °C. Después de que el bronce se ha enfriado, se rompe la capa cerámica, revelando la escultura. Ahora se eliminan los canales de colada, las superficies se pulen y patinan por el propio artista o por un especialista según sus especificaciones, y luego se numeran. Esto convierte cada pieza fundida en una obra original.